Lo que creíamos saber de política

“No saber de uno mismo, eso es vivir. Saber mal de uno mismo, eso es pensar”: Fernando Pessoa

El ser humano es una especie rutinaria y muy mecanizada que en el decurso del tiempo va plasmando conforme a su inteligencia y a su criterio la explicación y los porqués de los distintos acontecimientos que se presentan.

Hace un par de siglos se pensaba que la tierra era plana, la ciencia constantemente a través de sus métodos va generando un despertar de conciencias que permite tener nuevos panoramas y contextos sobre lo que sucede. La evolución nos va dejando en mayores proporciones que una de las máximas de esta vida es aprender a desaprender.

En el ámbito de la política sucede igual, desde los inicios de la democracia en la antigua Grecia y en Roma, la revolución industrial, el holocausto y las últimas elecciones de Estados Unidos, nos dan la referencia de que todo va cambiando y no es como creíamos. La preservación del poder es una cualidad cambiante y permanente de ciertos grupos que la distribuyen tanto en lo político, lo económico, lo mediático y en algunos casos en lo militar.

Nuestro mundo evoluciona y cambia a cada segundo a pasos agigantados, el mundo ya no es el mismo que hace algunas décadas, de tal modo que la política está escapando en proporciones no dimensionadas a la lógica que estaba estructurada por la praxis.

En México se pensaba que quien tuviera más dinero podría ser más competitivo, tal y como parafraseaba Hank Gonzalez; un político pobre, es un pobre político. También se pensaba que la instrucción y la envergadura presidencial definían una elección, y se creía que los jóvenes se identificaban con los mismos candidatos jóvenes. No fue así en la pasada elección, se creía que la sociedad estaba profundamente harta de la clase política, que la opción de los candidatos independientes podría resultar en un nuevo esquema para hacer política. También se creía que las estructuras de tierra y electoral de los partidos políticos jugarían un papel fundamental y de vital importancia en la elección pasada y no fue así.

La memoria sobre temas políticos en México es de 30 días, lo que significa que cualquier persona puede cometer todo tipo de anomalías y la gente pronto olvidara lo que sucedió. También significa que el mexicano todo perdona y casi todo deja pasar. Que de manera colectiva aun no estamos inmersos en rol de participación y de conciencia ciudadana. Lo que sí creo que está comprobado hasta el momento es que todo poder tiene sus curvas y que nada es eterno, los ciclos del poder cada vez son más acelerados y permiten otro tipo de transiciones.

“Soy como alguien que busca a ciegas, sin saber dónde ocultaron el objeto que no le dijeron qué es. Jugamos a las escondidas con nadie”: Fernando Pessoa

En política no gobierna el mejor, ni el más instruido; tampoco los tiranos logran permanecer en el discurso del tiempo. Es muy palpable que lo que creíamos saber cada vez se difumina más y más, el ánimo de la sociedad cada vez puede más, pero puede cuando está enojado, aunque no sepa con quien o contra quien, pero sin duda alguna puede más que todo. Un pueblo enojado está dispuesto a todo, incluso a hacerse daño a sí mismo.

A México le queda una gran generación de jóvenes que son productos de un nuevo sistema y de un entorno globalizado, en el que pretende lo económico y olvida lo inefable. Jóvenes que han crecido sin la identidad de un país que puede ser mejor y que está a merced de los ambiciosos y fementidos. La gente de más edad en este país fue producto de un sistema opresor que se conjuga en el odio y en la nostalgia, las nuevas generaciones se congratulan de no tener odio, pero sí de carecer de valor, no solo es sentirse enojados y condenar 6 años o más, es entender que la realidad no es lo creíamos saber de la política.

“Quien tiene menos de lo que desea ha de saber que tiene más de lo que vale”: Lichtenberg

IN SILENTIO MEI VERBA